Con la llegada del invierno en nuestros pueblos comienzan un tipo de actividades que no se pueden realizar en otro momento. Este es el caso de la matanza tradicional. Esto lo sabemos todos ya que llegadas estas fechas las páginas de los periódicos se llenan de fotos de matanceros vestidos con blusones negros y chapelas vascas. La Fiesta de la Matanza reclamada como fiesta de interés turístico.
Estamos ante otra comercialización de la tradición. Grandes concentraciones de gente para ver como se desguaza a un marrano. Famosos disfrazados de “lugareños” poniéndose como cerdos a jamón y vino. Teatralización promovida por las grandes fábricas de embutido.
Pero la matanza tradicional esta a punto de desaparecer. Ya no hay lugares adecuados para realizar las labores como se han hecho siempre. Los nuevos modos de vida no son compatibles con algunos de los procesos de la elaboración del mondongo.
La matanza tradicional era una fiesta, pero una fiesta familiar a la que acudían algunos vecinos. Se comía, se bebía y se reía pero sobre todo se trabajaba. A la matanza no se iba de miranda y los forasteros eran escasos si es que los había.
Si vais a alguna fiesta turística de estas y veis a algún personajillo de los que vienen a atiborrarse gratis de los productos de la tierra no dejéis de advertirles que “en Guijuelo cerdo que entra cerdo que matan”.
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