lunes, 26 de septiembre de 2011

Un paseo por el parque



En el análisis teórico del paisaje se establecen una serie de requisitos para que una determinada cultura tenga un sentimiento paisajístico. Según Alain Roger y Javier Maderuelo uno de estos requisitos es la existencia de jardines para el disfrute estético de la naturaleza.


Esto nos lleva a pensar si nosotros tenemos una verdadera cultura del paisaje. No tenemos jardines, tenemos espacios verdes. Se busca su utilidad, su necesidad por número de habitantes. Los utilizamos para correr o para pasear al perro. Es el lugar para el botellón del fin de semana.


Pero si paseamos por alguno de estos parques, cercanos a nuestras casas, podremos descubrir una naturaleza cercana. Si abrimos bien los ojos y nos fijamos en la luz, los colores, las texturas, etc. podremos descubrir algunos de los secretos que nos esconden nuestros jardines.


Podemos ayudarnos de algunos elementos ópticos para observar las cosas habituales desde otro punto de vista. Prismáticos y telescopios para la observación de animales distantes y esquivos. Lupas y lentes de aproximación para introducirnos en los micropaisajes.


No se puede querer ni proteger aquello que no se conoce.


jueves, 22 de septiembre de 2011

Muflón

Estos animales fueron introducidos en España en los años cincuenta del siglo pasado con fines cinegético. Esto causo problemas con la vegetación y la desaparición del corzo en algunas zonas. En Salamanca podemos verlo en algunas dehesas, tras el vallado cinegético que los custodia.


Los machos se diferencian de las hembras por tener unas fuertes cuernas en forma espiral que van creciendo con los años. Los machos presentan, también, una mancha blanca en el lomo, a modo de silla de montar, que se va haciendo de mayor tamaño con la edad.


Las hembras, de un tamaño algo menor, presentan en la cara una mancha blanca que se va extendiendo con la edad. Cuando son jóvenes no se aprecia prácticamente esta mancha. La cara también se va haciendo más ovalada con la edad.

martes, 20 de septiembre de 2011

El ciervo

Nos encontramos en una época de gran actividad para este animal, estamos en el celo. Los montes y dehesas donde habitan están dominados por roncos bramidos que se escuchan por todas partes, estamos en la época de la berrea. Los machos lanzan sus gritos al aire para atraer a las hembras a sus dominios para aparearse.


Pero no solamente atraen a las hembras sino que otros machos también se aproximan, produciéndose enfrentamientos por la posesión del harén. Más sonidos que se incorporan al ambiente, el de las cuernas entrechocando.


Machos y hembras se distinguen bien por la presencia o ausencia de cuernas. Pero hay un mes al año, después del desmogue hasta el nuevo crecimiento de la cuerna, en el que la distinción la tendremos que hacer por el aspecto general del animal, más robusto y macizo en el macho.


Se cree erróneamente que la edad de los ciervos se puede calcular por el número de puntas que tienen las cuernas. El crecimiento de estas depende de factores ambientales y poblacionales. Podemos distinguir los jóvenes de los adultos y de los viejos por la anchura del pecho y del cuello y por la forma de la cabeza. Para una datación más exacta tendremos que recurrir al estudio de la dentadura.

viernes, 16 de septiembre de 2011

A vueltas con el agua

La capacidad que tiene el agua para mezclarse con diferentes elementos le confiere una importancia sin igual como elemento para favorecer la vida.


Una de sus capacidades es la de mezclarse con el oxigeno para transportarlo en sus cursos fluviales. En sus saltos y piruetas el agua entra en contacto con el aire formando burbujas y gotas que se confunde.


Cuando propulsamos el agua hacia arriba llega un momento en el que sus gotas se difuminan y no saben si sube o si bajan, es el momento del intercambio. A su paso por el ojo, y por la cámara fotográfica, cambia su estado de elemento biológico por el de objeto artístico.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Papamoscas cerrojillo (Fidedula hypoleuca)

Se trata de un pajarillo de unos 13 cm. de tamaño y de carácter estival. Sus partes superiores son de tonalidades grises, destacando una marca alar blanca. Las partes inferiores son claras. En verano se distinguen bien los machos de las hembras, siendo los machos de tonalidades más oscuras y presentando una mancha blanca en la frente. Cuando llega el otoño las diferencias entre ambos disminuyen.


Son parecidos al papamoscas gris que no presenta la marca blanca en las alas y tiene la frente y el pecho con estrías. Pero sobre todo se diferencian en sus estrategias de caza. Ambos utilizan posaderos desde los que acechan a sus presas para después lanzarse a por ellas. Pero mientras el papamoscas gris regresa a la misma percha el cerrojillo alterna en un número variable de presas distribuidas en el territorio.


En el mes de septiembre se produce un aumento considerable de los individuos que podemos ver en los parques y jardines de Salamanca, el resto del tiempo pasan desapercibidos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

El Pozo de los Humos

Las características geológicas de la provincia de Salamanca no son muy propicias para la formación de cascadas y saltos de agua. Aun así, podemos encontrar más de cuarenta de estas formaciones con diferentes tamaños y formas. La mayoría de ellas ya las recogí en una publicación de la Diputación de Salamanca, titulada “Cascadas y saltos de agua de la provincia de Salamanca.


Hay algunos de estos lugares que, cuando se descubren, se convierten en símbolos y lugares de peregrinación. Sin duda El Pozo de los Humos es uno de estos lugares. Desde hace unos 20 años la afluencia a este lugar ha hecho que pierda parte de su magia. La masificación y algún accidente han acabado con una regulación del acceso a este lugar.


Pero este lugar ya era conocido en el neolítico como lo demuestran unas pinturas rupestres de tipo esquemático que hay en una cueva próxima, la Palla Rubia. Antes de la masificación y de la construcción de los caminos para llegar en coche, en la zona anidaba la cigüeña negra, el águila perdicera y había una colonia de buitres leonados.


Desde los lugares desde donde nos permiten llegar ahora todavía podemos observar la fuerza constructora (o destructora) del agua. Si nuestra visita es en época de lluvias, podremos comprobar lo acertado de su nombre.


En Salamanca es tan conocida que hay algunos escritores que no se molestan, ni siquiera, en acercarse a verlo para describirlo en alguno de sus libros, lo que ocasiona que se repitan errores sin el menor pudor.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El mallo

Tras la recogida de las cosechas hay una serie de labores que hay que realizar. De todos es conocida la trilla del cereal para desprender el grano de la paja. Se realiza pasando una especie de tablero con unas piedras incrustadas, el trillo, por encima de la mies. Pero hay otra labor similar más desconocida, el mallado. La herramienta utilizada es el mallo. Se compone de una vara larga que tiene atada a uno de sus extremos, mediante correas de cuero, un trozo de madera más corto y grueso. Su manejo requiere ciertas dotes de habilidad y práctica.


La mies se coloca de forma apropiada sobre la era.


Se colocan dos filas enfrentadas de hombres cada uno con su mallo. De forma rítmica van alternando los golpes y se van desplazando por la era hasta machacar todo el cereal. De rato en rato se va retirando la paja reemplazándola por otra sin mallar.




Antes de mallar las últimas gavillas se produce una manifestación etnográfica muy interesante, de forma espontanea. Los asistentes con la ayuda de unas mantas realizan una especie de gran muñeco de paja. Con los mallos y el cereal construyen unas rudimentarias cruces. Y todos en tono festivo montan una procesión en la que se simula el entierro del espíritu del cereal.






El espíritu del cereal se esconde en el primer o en el último surco de las tierras de cultivo. Tras su muerte con la siega hay que proceder a pedirle perdón y a agradecerle su labor como protector de las cosechas. Es un rito que mantiene la proximidad del hombre con la naturaleza.




Rito que recoge J, G, Frazer en su libro “La rama dorada” en sus diferentes facetas pero que aquí, en Fernando Joanes, hemos podido ver en todo su esplendor y bajo la supervisión de la atenta mirada de uno de los últimos pastores trashumantes de Portugal.


Acabada la procesión se prosigue con el mallado hasta llegar a su fin.


Como punto final queda, con la ayuda del cedazo, aventar y cribar el cereal para obtener el grano limpio.