Estando todos los pequeños animalitos del bosque reunidos a causa de un accidente tomaron una decisión. El tanque, como se conoce en algunas zonas de Salamanca al sapo común, siendo el más ágil de todos ellos debería ir en busca de ayuda. Y así fue, se puso en camino y comenzó a recorrer el bosque. En un punto del recorrido encontró un río que a causa de las lluvias estaba muy crecido. El tanque decidió esperar a que las aguas volvieran a su cauce. Paso un día, un mes, un año. El tanque decidió cruzar el río. Se acerco a la orilla y cuando toco el agua la corriente lo arrastro. Cuando estaba a punto de ahogarse dijo: “Esto me pasa por precipitarme”.
Cuento popular salmantino.
Muy buena la moralina o moraleja del sapo.
ResponderEliminarUn saludo de 'ojolince y sra.'