miércoles, 23 de marzo de 2011

El cielo de Salamanca

Cuando Fernando Gallego pinto la bóveda de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca con su célebre Cielo, no tendría problemas para obtener la inspiración. Aunque del siglo XV a nuestros días las cosas han cambiado mucho seguro que el cielo que envuelve la ciudad no lo ha hecho. Varía mucho en su colorido y luminosidad resaltando de forma especial el color de la piedra que domina los monumentos salmantinos.












Números de policía

Para la organización, ordenación e identificación de los edificios dentro de las calles colocamos unos números, los números de policía. En esta labor los ayuntamientos utilizan elementos comunes, incluso en distintos municipios. Pero aún quedan placas, números pintados, esgrafiados o incluso esculpidos que personalizan algunas edificaciones. Muchos de ellos están en proceso de desaparición. Es frecuente volver a algún lugar, para repetir una fotografía que no salió bien, y encontrarse que el elemento que se busca ha desaparecido.








miércoles, 16 de marzo de 2011

Cormoranes

El invierno llega a su fin y con la llegada de la primavera se produce un cambio en la avifauna que habita a nuestro alrededor. Hay especies que llegan y otras que se van. Una de las que nos abandona es el cormorán grande. Ave marina que elige los ríos del interior peninsular para pasar el invierno. Se caracteriza por tener un plumaje negro y una pequeña mancha amarilla en la base del pico. Destaca el color verde esmeralda de sus ojos.


Suele verse posado en ramas en el interior de los ríos tomando el sol aunque también es frecuente verlos nadando.


Los individuos adultos tienen todo el plumaje negro a excepción de una mancha blanca al lado de las patas en la época de celo. Hay algunos individuos que también presentan una mancha blanca en la parte trasera del cuello.


Los inmaduros tienen el pecho blanquecino.


domingo, 13 de marzo de 2011

Llamadores

Cuando vamos a visitar a alguien tenemos que realizar una acción imprescindible antes de acceder al interior, llamar. Con esta maniobra tenemos que manejar un artilugio al que no prestamos mayor atención. Y no le prestamos atención porque es un aparato funcional y prácticamente igual en todos los edificios de todas las ciudades. La fabricación en serie y el abaratamiento de costes nos condena a ello.

Pero como realizaban esta maniobra no hace demasiados años. Antes de la aparición del timbre se utilizaban los llamadores o aldabas. La forma básica constaba de una barra metálica suspendida de la puerta por una especie de bisagra y que golpeaba, por su otro extremo, en otro trozo metálico incrustado en la madera.

Su clasificación se puede reducir a dos tipos, uno el que se ha descrito anteriormente y el otro formado por el mismo número de elementos pero que sustituye la barra por una argolla, también metálica. A partir de aquí las transformaciones y variaciones son múltiples, siendo imposible en algún caso determinar a que tipo corresponde el llamador. Tanto la barra como la argolla se transforman en figuras geométricas, elementos vegetales, animales, caras, manos… Los soportes que los unen a las puertas se convierten en escudos protectores que acogen todo tipo de decoraciones. Escultores como Venancio Blanco han realizado algún modelo de gran belleza.

Estos elementos si que nos llaman la atención ya que de alguna forma personalizan los edificios en los que están colocados y tienen una función decorativa, además de la funcional. Quedan en pocos lugares y algunos son victimas de los coleccionistas de antigüedades. Imaginémonos nuestros porteros automáticos sustituidos por un grupo de llamadores, con formas y sonidos diferentes según el gusto de cada vecino.



lunes, 7 de marzo de 2011

Un paseo por el río Tormes

Para satisfacer nuestras necesidades de contacto con la naturaleza propongo una solución fácil y cómoda, un paseo por la ribera del río a su paso por Salamanca. El trayecto discurre entre el Puente Romano hasta el Puente de la Serna. Es un itinerario bastante utilizado por lo que podíamos llamar la ruta del colesterol y además, se encuentra invadido por el carril bici.
Podemos encontrar un amplio patrimonio, desde lo que podemos considerar como el monumento más antiguo de la ciudad, el Verraco del Puente, hasta el más moderno de los puentes, el de la Serna. Hay varias construcciones relacionadas con el agua como la fábrica de harinas reconvertida en casino con su museo. Algunas no son más que meras ruinas como la aceña que hay junto al Puente del Pradillo o los restos de las ubicaciones de las norias que abastecían de agua a la ciudad.
Pero lo que nos sorprenderá será la abundante naturaleza que podemos observar a nuestro alrededor. En algunos sitios el bosque de ribera se encuentra en buen estado con un arbolado variado. La avifauna es numerosa pudiendo ver sin mayor esfuerzo más de veinte especies. Si somos más pacientes y nos ayudamos de unos prismáticos podremos observar muchas más.
Lastima que no valoremos el río en su justa medida y lo convirtamos en un basurero en el que podemos encontrar hasta los carritos de los supermercados. Es muy fácil después echarle la culpa al ayuntamiento o a la confederación del Duero por no limpiar. “No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia”.