lunes, 27 de mayo de 2013

Archibebe común (Tringa totanus)




Limícola de unos veintisiete centímetros, con una envergadura de unos cuarenta y cinco. Tiene el dorso parduzco y el pecho, más claro, está barreado. Alrededor del ojo tiene un anillo más claro. Nos facilita su identificación el tener las patas de color rojo y el pico, de unos 42 milímetros, también rojo, con la punta negra. En vuelo destaca el obispillo blanco, en forma de cuña y una franja blanca en las alas. Los dedos de las patas sobresalen de la cola.





Vimos a este grupo de archibebes dormitando en la orilla de una charca. Descansaban sobre una de sus patas, introducidas en el agua. Cuando empezaron a desperezarse, la pata que tenían escondida debía seguir dormida. Se movían a saltos sobre la pata de descaso sin estirar la otra.














martes, 21 de mayo de 2013

Amapolas




Al salir a las grandes llanuras cerealistas cada vez es más difícil encontrar estas salpicaduras rojas que alegran los campos. Pueden parecer todas iguales pero en la península hay quince especies diferentes. Las hay rojas, amarillas, violetas o blancas. Todas tienen en su composición algún tipo de narcótico. Las amapolas comunes se utilizaban para dormir a los niños y en algunos sitios se comen los tallos tiernos en ensaladas. Son famosas las adormideras, de color blanco, de donde se obtiene el opio y de este la morfina. El lates que desprenden algunas especies se utiliza para reducir las verrugas.




















martes, 14 de mayo de 2013

Las Merchanas




“Desde Lumbrales a donde se llega en ferrocarril, resulta fácil la visita de este despoblado y el de Yecla, tomando allí guía y caballería; además, hay posada relativamente aceptable.
Trece kilómetros al O. de Yecla y a mitad de distancia entre Lumbrales y Cerralbo, existen las ruinas de otra ciudad, semejante a la que precede. Aquí es el río Camaces, un último afluente del Yeltes, quien protege, pues eligieron para fundarla una prominencia en forma de collado que las aguas aíslan de S. a N., en una violenta curva que por allí hacen, dejando su parte occidental inaccesible, con tajos de naturaleza granítica, y únicamente desguarnecida la parte oriental, donde el arte acudió con preferencia a cerrar el circuito con fuertes bastiones.




Al lado contrario del río le domina una cadena de riscos abruptos, y hacia NE. Hay un padrastro algo desviado, que dan un aspecto salvaje y agreste por extremo al sitio; en cambio la temperatura es allí dulce y a cubierto de los tenaces vientos que soplan en las mesetas altas. Llaman hoy “castillo del Manzano” a estas ruinas, y las Merchanas a la heredad de que forman parte.




De los dos tesos que abarcaba el recinto, el de O. se bastaba con su propia fragosidad para hacerlo inexpugnable. Al S., paralelo al río, iba un lienzo de muro que en su mayor parte sólo es montones de piedra, mas aun quedan vestigios de una entrada en igual forma que las de Yecla. Luego, en el ángulo de SE., se interrumpe, merced a una cresta de peñas que yergue el otro teso, y después comienza recio muro en dirección a NE., desarrollando sinuosas ondulaciones y con una puerta de callejón que, angostando hacia adentro en anchuras de 11,50 a 5 m., avanza hasta más de 30 m. Este muro está hecho no menos primorosamente que el de Yecla y con mayor cantidad de piedras grandes sin labrar y trabajadas a la manera ciclópea. Su alto excede poco ya de tres metros; su grueso por arriba es de cuatro, aumentando hacia abajo en razón de talud que forma sus caras, y su largo pasa de 160 metros pecho arriba hasta ganar lo más alto del teso, para descender luego con rapidez hacia NO. y O. ciñendo el collado y feneciendo en el teso primero. Esta parte se conserva mal; parece que sufrió una reconstrucción grosera, y mantiene señales ciertas de otra entrada.




La forma del recinto es próximamente rectangular; su extensión, quizá de doscientos por quinientos metros, y me dijeron que su capacidad vendría a ser como de diez a doce fanegas de sembradura. Dentro de la ciudad, hacia donde desemboca su puerta de O., hay un manantial muy pobre. Al pie del teso mayor o de O., cuya cima es un cabezo de peñas hacinadas, entre sus escarpes y el río, hay una mina subterránea, que dicen la Lapa, con paredes de cantería en extensión desconocida.”
Manuel Gómez Moreno
Catálogo Monumental de España
Provincia de Salamanca




No hace mucho se musealizó un recorrido para poder visitar el castro y comprender mejor lo que estamos viendo. También se reconstruyo uno de los molinos sobre el río Camaces, con explicaciones de su funcionamiento. Todo esto se complementa con un amplio aparcamiento. Ya solamente falta localizar el lugar tras llegar a la localidad salmantina de Lumbrales.









domingo, 12 de mayo de 2013

Acueducto de Ciudad Rodrigo




“Las canalizaciones tradicionales de aguas para servicio de las poblaciones históricas adquieren en ocasiones organizaciones que podemos calificar de sofisticadas, apoyándose en importantes obras de fábrica para recorrer las largas distancias entre sus fuentes y salvar los desniveles naturales del terreno, incorporando registros que pueden conformarse en forma de arcas de agua. Incluso en disposiciones concretas podemos reseñar ejemplos que ha reutilizado construcciones de origen romano, como el acueducto que abastecía a Ciudad Rodrigo, antigua Miróbriga Vettonum, donde su conducción se realizaba en cañerías de barro, conservada en algunos tramos, siguiendo las recomendaciones de Vitrubio. El actual acueducto conserva algunos arcos de sillería de medio punto, aunque el resto de su construcción es de tipo más tosco realizada en fábrica de mampostería y ladrillo, fruto de la restauración realizada en el año 1761, en época de Carlos III.”
José Luis Gracía Grinda




martes, 7 de mayo de 2013

Chorlitejo chico (Charadius dubius)




Este limícola, de unos 15 cm., nos visita en verano. Se puede diferenciar de otros chorlitejos, a demás de por otras cosas, por su anillo ocular amarillo. Frecuenta las orillas de los río, lagunas y graveras, todo lo que tenga agua y con orillas de poca pendiente y profundidad. Anida en el suelo, confundiéndose los huevos con los cantos rodados. Son frecuentes peleas y escaramuzas cerca del nido para alejar a otras aves de su misma especie y otras.




En esta ocasión nos acercamos a un charco donde se encontraba un chorlitejo dormido. Cuando se despertó se puso a buscar alimento por las orillas, sin preocuparle nuestra presencia a escasos metros. Es curioso ver como golpetea el suelo con una de sus patas para espantar a los insectos cercanos y poder localizarlos mejor.


















viernes, 3 de mayo de 2013

Mosquitero común (Phylloscopus collybita)




Hay un grupo de pajarillos, de unos once centímetros, muy parecidos que reciben el nombre de mosquiteros, haciendo referencia a su alimentación. Son de color oliváceo con las partes inferiores más claras y de picos finos y no muy largos. En muchos casos hay que recurrir a las medidas biométricas para distinguir algunas especies. El canto puede darnos una pista. También nos podemos fijar en la proyección primaria que en el caso del que nos ocupa es de la mitad que las terciarias. Las patas y el pico suelen ser negruzcos. Se le puede ver durante todo el año, sobre todo en invierno. Le gusta la vegetación próxima a los ríos y lagunas. Suelen ser bastante confiados.