Recorremos el territorio
disfrutando de su paisaje y de su paisanaje. Encontramos hombres que han
dedicado su vida a trabajos a punto de desaparecer, igual que ellos. Ya al
final de sus días, mantienen sus talleres como si fueran a trabajar al día
siguiente. Auténticos museos etnográficos pero sin visitantes ni carteles (a no
ser los de los festejos taurinos). Con su muerte estos lugares esperaran a que
una gotera los convierta en ruina. Las herramientas y otros utensilios
terminarán en la chatarra o en la colección de algún avispado. Tradiciones y
patrimonio que desaparece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario