martes, 25 de enero de 2011

Reflexiones

Comienzo este blog en pleno invierno, cuando lo que más apetece es quedarse en casa protegido de los fríos y de las nieblas. Para la gran mayoría de las personas el disfrute de la naturaleza queda restringido a aquellos pocos días en los que la temperatura es agradable, sin fríos ni calores excesivos. Días soleados en los que la lluvia o la nieve están ausentes. Pero es en los días desapacibles cuando más nos sorprende la naturaleza y nos deleita con sus mejores espectáculos.





Pero ¿qué buscamos cuando salimos a la naturaleza? Nuestras salidas se han convertido en lo que se denomina Turismo Activo. Una actividad de moda en la que realizamos excursiones por el mero hecho de hacerlas. Buscamos rutas que estén perfectamente señalizadas y si la excursión es organizada y dirigida mejor. Los números adquieren una importancia primordial. Cuanto mayor es el número de kilómetros mejor y si participan dos mil personas mejor que trescientas. A esto se le llama senderismo aunque habrá que pensar en cambiarle el nombre por el de “Borreguismo”.





Surgen multitud de asociaciones que organizan y mueven numerosos grupos. Las instituciones fomentan la elaboración de rutas y la señalización de senderos. Se abren nuevos caminos. Pero ¿Qué pasa con los caminos tradicionales? Aquellos caminos que eran utilizados por nuestros antepasados para realizar sus tareas diarias en el campo o para desplazarse de un pueblo a otro. Los caminos pecuarios utilizados para llevar al ganado en busca de su alimento. Todos estos caminos desaparecen en el olvido si no tiene algún atractivo Turístico.




Todo se reduce al turismo. Todo tiene que tener un valor que se pueda vender como un atractivo para captar la atención de potenciales clientes. Y todos los lugares tienen que ser turísticos. Turismo activo, turismo rural, turismo ornitológico, turismo de naturaleza, turismo de nieve, turismo cultural, etc. Son etiquetas que todos los municipios utilizan como reclamo. Todos los lugares son idóneos para cualquier tipo de este turismo. Es la solución a todos los problemas de nuestros pueblos y ciudades.




La cultura en fin se reduce al espectáculo y al turismo. A la obtención de beneficios de forma rápida y sin tener en cuenta las consecuencias. A la utilización de los recursos sin tener en cuenta su fragilidad. A la “puesta en valor de todo lo que me interesa”.

“Todo necio confunde  valor y precio”
Antonio Machado