Seguir los trabajos de los
artesanos del mimbre es un proceso dilatado ya que estos se suceden a lo largo
de todo el año. Cada estación del año tiene su tarea específica. Un trabajo
duro que supone estar a la merced de la climatología: cortar y recoger el mimbre
con nieblas y temperaturas bajo cero, clasificar y empozar las ramas con frío y
lluvias… Visitar y compartir algunas de estas jornadas con estos hombres hace
que surja cierto grado de amistad. Desde aquí les doy las gracias ya que sin
su colaboración no hubiera sido posible obtener las fotografías de mi archivo.
Gracias también a Florentino, alcalde de Villoruela, que se empeño en que fuera
posible el Centro de interpretación del Mimbre como homenaje a un oficio en vías
de desaparición y a los hombres que lo han ejercido.
Fantástico trabajo el tuyo sin desmerecer el que estas personas hacen, muy buena entrada y muy buenas fotos, bonita luz y color.
ResponderEliminarMagnifico trabajo y que colores mas bonitos!!!
ResponderEliminarUna brazo.