Personalmente, esos días en los
que el mercurio no alcanza los cero grados, el sol brilla chispeante y el
viento está en calma, son de los que más me agradan. La vegetación se cubre de
un fino manto blanco. La atmósfera está limpia y nos ofrece amplias panorámicas.
Además podemos disfrutar del espectáculo que nos ofrecen los grandes bandos de
grullas comiendo en las dehesas. Comparten con los cerdos la montanera,
aprovechando las bellotas que caen de las encinas.
A demás de la bonita luz que dan esos días, buenas fotos y bien pilladas, saludos.
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