Fiestas, fines de semana y
puentes, abarrotada de gentes de fuera. Camisetas con la cara de alguien y
disfraces para beber hasta perder el sentido. Grupos arremolinados alrededor de
una persona con un micrófono soltando datos sin parar.
De vez en cuando conviene pasear
la ciudad y revisitar los edificios históricos. Con calma y en solitario, sin
aglomeraciones. Sólo así podremos disfrutar y descubrir lo que los artistas de
tiempos anteriores querían comunicarnos.
Una mañana de resaca o una tarde
de borrachera no es la mejor manera de conocer Salamanca.
Tienes razón,yo fui hace años cuando er más joven y las imágenes religiosas no las vi.Hay que poner remedio
ResponderEliminarBuenisimo reportage y me fascinan las imagenes.
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