Al acercarnos a las orillas de
los ríos podremos sentir, entre la vegetación, algo que se mueve. Parece un
ratoncillo que cambia constantemente de lugar. También escuchamos un canto
melodioso, parecido al del mirlo o al del ruiseñor común. Se trata de un
pajarillo de unos trece centímetros que, con su color parduzco, se resiste a
dejarse ver. Cuando conseguimos divisarlo podemos observar que suele poner la
cola perpendicular al cuerpo. Ésta también resulta algo extraña por presentar
solamente diez rectrices. Paciencia y a intentar verlo que nos acompaña durante
todo el año en los bosque de rivera.
Los pequeños secretos, como el que hoy nos muestras, que esconden nuestros bosques de ribera son difíciles de descubrir, pero también de olvidar.
ResponderEliminarUna maravilla de fotos del pequeño ruiseñor.
Un saludo de 'Ojolince y Sra.'