Llega el invierno y con él uno de los fenómenos naturales más inquietantes, la niebla.
Con el frío anticiclónico la humedad ambiental se condensa y forma espesas nubes a nivel del suelo.
En otras ocasiones son las mismas nubes las que se aproximan al suelo.
Los colores se esconden y tan solo vemos siluetas. Los puntos de referencia también desaparecen y el peligro de perdernos aumenta.