En estos días de final del verano, los papamoscas grises y los cerrojillos aprovechan los frutos de la zarza mora y de la parra virgen para alimentarse. Un aporte energético extra para afrontar los viajes migratorios.
Para alcanzar los frutos utilizan la misma técnica que en la captura de insectos. Desde un posadero cercano se lanzan hacia la planta y recogen una bolita en pleno vuelo, para regresar al posadero.
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